Pensar y actuar como Región

Pensar y actuar como Región

 Por Andrés García

“Después de la desmembración de La Mariposa Verde, ni Risaralda ni Quindío sonaban para nada. No tenían reconocimiento como tales. Cuando algo ocurría en alguno de los dos departamentos se hablaba de El Viejo Caldas y esto se debía, principalmente, a una identidad territorial ya establecida, a una necesidad de comunicación. Para hablar de la Región era más fácil y sonoro decir Viejo Caldas que Risaralda, Quindío y Caldas. Así que Risaraldenses y Quindianos seguíamos siendo Caldas y eso molestaba un poco pues habiendo logrado la independencia administrativa, a los ojos del país no la teníamos como territorio”.

Con esta reflexión inicial Álvaro Gómez Escalante - ex Vicepresidente de Paños Omnes y de la Oficina Comercial de ProColombia en Centro América y Panamá - describe el contexto previo a 1987 año a partir del cual, gracias a su columna del 20 de febrero del mismo en el periódico La Tarde, acuñara el término El Eje Cafetero como identidad colectiva que en adelante nos representaría ante Colombia y el mundo. Agrega Gómez Escalante en una entrevista que le hiciera en días pasados: “Colombia es un país de regiones. Existe el Caribe colombiano, la Región Pacífico, los Llanos Orientales. Necesitábamos un término que nos cobijara a los tres departamentos como Región, sin herir susceptibilidades, de manera positiva y real”. Y fue precisamente a razón de eso  que propuso El Eje Cafetero como solución, iniciando una campaña que encontró respaldo en connotadas voces de la opinión pública como las de William Restrepo y Humberto Tobón, entre otros.

Al igual que una persona recibe un nombre propio y con este comienza un proceso de diferenciación, identificación, maduración y proyección, el término El Eje Cafetero nos dio una nuevo branding como colectivo permitiéndonos comprender que somos más fuertes unidos que realizando proyectos individuales y de menor alcance; que es menester de todos, máxime en los tiempos que corren, pensar en grande, pensar y actuar como Región, dejar atrás los individualismos, dejar atrás “el yo soy mejor que usted, trabajando más en lo que nos une que en lo que nos divide”.

Hoy, 35 años después, es preciso rendir homenaje a la creación de un nombre cuya denominación permitió que aspiraciones válidas de los tres territorios alzaran vuelo y, al amparo de una nueva sombrilla de Marca Región, obtuviesen un sello de identidad propio con el cual - en adelante - no solo se promocionaría el Café, producido por miles de familias en la zona, su cultura e idiosincrasia, sino que igualmente se daría a conocer un territorio que ofrece múltiples oportunidades para desarrollar sinergias que conduzcan a su desarrollo integral, en términos de productividad, inversión y turismo.

¡El nombre, lo tenemos y suena en el mundo entero! El camino recorrido cuenta, pero no es suficiente. Nos corresponde a la presente y futuras generaciones seguir trabajando con ahínco en la unión y consolidación de una identidad que tantos beneficios nos ha brindado. (Los conceptos aquí expresados no comprometen la posición de la RAP Eje Cafetero, entidad de la cual soy su Director de Comunicaciones).

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