Salvemos a Colombia

Salvemos a Colombia

 La Conferencia de Seguridad de Múnich, también conocida como el “Davos de Seguridad”, es un foro que reúne a gobiernos, jefes de inteligencia y altos diplomáticos para  hablar sobre los desafíos globales en materia de seguridad. 

Pese al expansionismo territorial adelantado por Putin, se creyó en un principio que dicho foro serviría para propiciar una negociación con Moscú para un cese al fuego en Ucrania. 

Ante la creciente tensión geopolítica, la no invitación a Putin y otros países, fortalece el crecimiento de lo que se ha dado en llamar el inicio de un orden mundial  multipolar, opuesto a los objetivos globales de Estados Unidos y de Europa occidental. 

El foro permitió que Kamala  Harris, como vicepresidente de Estado Unidos planteara si a su país le interesa seguir comprometiéndose con el mundo o replegarse sobre sí mismo. Si defender reglas que han generado paz y prosperidad, o permitir que sean pisoteadas. 

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, señaló que el cambio de un mundo unipolar a uno multipolar, representaba un peligro para la seguridad mundial por la inexistencia de organismos internacionales fuertes, en momentos en que aliados de Moscú simpatizan con regímenes autocráticos que desprecian las instituciones liberales, como congresos y cortes. 

Con funcionarios claves incrustados en importantes embajadas en Asia, África y Europa, Petro viene haciéndose notar falsamente como un líder mundial en el cambio climático, razón por la que su nombre fue incluido en el listado de candidatos a premio Nobél de paz e invitado a este foro en el que reiteró: “La realidad hoy es que estamos al borde de la extinción. Afirmación en la que, menos mal, no se explayó en su tesis de que el ser humano, cumpliendo su misión: “Debe expandir el virus de la vida por las estrellas del firmamento”. 

Mientras continúa su imparable periplo por el mundo, y quién sabe si por otras galaxias, Colombia se aleja de la democracia plena y cae al puesto 55 de 165 en el ranking global de The Economist, que mide su estado en el mundo, significando que somos una “democracia defectuosa”, pero, así y todo, la preferimos antes que perderla. 

Los conflictos internos y enfrentamientos entre las distintas bandas criminales, han disparado la inseguridad en el país, mientras las autoridades con Petro a la cabeza han sido incapaces de controlarla, antes, por el contrario, incentivan la criminalidad con la fracasada política de paz total. 

La oposición, dispersa y desorganizada, ha sido incapaz de liderar un movimiento que enfrente con seriedad y eficacia el populismo y la debacle institucional generada por las erráticas políticas del “Gobierno del Cambio”. El Congreso, reunido otra vez en sesiones ordinarias, adelantadas un mes, frente a los períodos anteriores, cumpliendo la modificación del artículo 138 de la Constitución Política ordenado por el Acto Legislativo del 6 de julio del pasado año, inició su periodo el 16 de febrero, sin que se vislumbre su  independencia total del Ejecutivo, que continúa con su perversa compra al detal, congresista por congresista. 

Los jefes de los partidos son ceros a la izquierda, cuyas voces son palabras al viento, enfrentados a las bancadas que hacen y deshacen al vaivén de sus ansias burocráticas y de la  mermelada que a montones reparte la Casa de Nariño. 

Todos a una, como en Fuente Ovejuna, hablan de enfrentar al Gobierno, pero, en Comisiones Constitucionales venden sus votos, sin importarles un higo, la suerte del país. 

Ya nos producen fatiga los connotados voceros de los partidos,  como María Fernanda Cabal, Miguel Uribe, David Luna, Efraín Cepeda, Paloma Valencia, cada uno por su lado buscando atraer votos para sus permanentes aspiraciones sin que haya una unidad de acción. 

¿No es el momento acaso, de dejar de un lado los falsos egoísmos para que los expresidentes de la República, pensando en la salud de la Nación, se unan y le ofrezcan a los colombianos una salida decorosa a lo que ya muy cerca vemos como un viraje hacia una izquierda destructora como en nuestra vecina Venezuela? 

¿A la par con sus magníficas columnas en El Tiempo, no es hora de que Germán Vargas Lleras lidere este encuentro de expresidentes y convoque sin más subterfugios y caretas un movimiento nacional multipartidista, que recoja el altísimo descontento frente al gobierno Petro? 

Tendrá claro Germán Vargas Lleras ¿Qué es ahora o nunca? Alguien tiene que liderar un movimiento de grandes proporciones que nos saque de este marasmo en que nos encontramos. Si no lo es Vargas Lleras, que dé un paso al frente quien sea, Pero debe ser ya. No más convocatorias a paros aislados. Salvemos a Colombia.

Alberto Zuluaga Trujillo.
Alzutru45@hotmail.com

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