La toma de Tuluá

La toma de Tuluá

 Como ocurre en varias partes del país, la delincuencia copta a la dirigencia de un municipio, obligándola a actuar conforme a sus intereses, para facilitar la extorsión, la distribución de narcóticos, el manejo de negocios ilícitos, y la lista continua con todas las formas de hacer daño a la sociedad. A esto se agrega que, algunas autoridades de la Policía, Fiscalía y Rama Judicial, son sobornados por los malhechores y así se genera una alianza del mal.

Después de las denuncias del reciente alcalde electo de Tuluá Gustavo Vélez, quien tuvo que hacer su campaña electoral los últimos tres meses encerrado en su finca, por las amenazas de las bandas criminales que no querían tener una piedra en el zapato, ahora que han logrado hacerse con parte del control del municipio y sus vecinos, no solo en los sectores urbanos sino también las zonas rurales. 

La toma de Tuluá se consolidó con la descarada muerte del concejal Eliecid Ávila el 31 de diciembre, amenazado con antelación por no querer votar por el único candidato a personero que quedó, después de un extraño proceso de selección. Este asesinato está movilizando por fin en forma clara al gobierno nacional y las fuerzas vivas vallunas. El corazón del Valle como se reconoce a Tuluá, no puede ser el juguete de la delincuencia que, no solo lo hacen presencial en su territorio, sino que remotamente y por vía telefónica amedrantan desde cárceles como la de Picaleña y La Picota. Las alertas no solo son con éste caso de homicidio, la ciudadanía en general está exigiendo tomar cartas en el asunto con el bloqueo de llamadas de estos establecimientos de reclusión, mayor control de los presos y la búsqueda de una política carcelaria estricta e incorruptible. En el trabajo de campo, perseguir a las bandas criminales.

Los discursos de posesión de muchos alcaldes y gobernadores el pasado 1º de enero, expresaron el mayor compromiso en la lucha contra la delincuencia, siempre y cuando el apoyo del gobierno nacional sea efectivo, debido a que el modelo centralista del Estado colombiano, esta ahogando procesos regionales.

Paz en su tumba a Eliecid Ávila.

P.D. Vergüenza nacional, la perdida de la sede de los juegos Panamericanos en la ciudad de Barranquilla. Todo se originó desde Ministerio del Deporte que comprometido a girar a tiempo los recursos a la organización olímpica no lo hizo. Este evento le costará a la capital del Atlántico el no ingreso de millonarios recursos económicos, y la desconfianza generalizada internacional del incumplimiento de Colombia. 

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