Pereira y Risaralda no se equivocarán

Pereira y Risaralda no se equivocarán

A seis días de las elecciones regionales, las más trascendentales de los últimos 50 años por decidir la suerte futura de la nación, los colombianos conoceremos como si fuese un plebiscito, si los once millones doscientos ochenta y un mil sufragantes que votaron por Petro, el 50.44 % del total de la votación, aun lo respaldan. 

La elección muy segura de alcaldes anti Petro en Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cali, donde el petrismo se impuso con amplias mayorías en las elecciones presidenciales, marcarán la ruta que seguirá el país, luego de 14 meses de mandato del primer presidente de la izquierda. 

Los 22 millones y medio de personas que participaron en las presidenciales del 2022, de 39 millones de votantes habilitados, deberán sin duda alguna acercarse una vez más a las urnas para exteriorizar mayoritariamente su rechazo a este Gobierno populista que, como en Ecuador, recientemente derrotaron, y ayer, muy seguramente derrotó Argentina y sin equívoco alguno lo hará Chile en el 2025. 

Ante un evidente descontento social y condiciones económicas adversas, América Latina se venía alineando a la izquierda y Europa expandiéndose más a la derecha en sus parlamentos y coaliciones gubernamentales. 

En este regreso de países latinoamericanos de su errado camino, producto de la inflación y efectos derivados de la pandemia, pobreza y desigualdad, Colombia colocará su grano de arena en estas elecciones regionales, al elegir para sus destinos municipales y departamentales candidatos de indudable pensamiento derechista, que abonarán el camino de retorno por la senda que ha transitado durante los 200 años de existencia republicana. 

De ahí que Pereira elegirá como su alcalde a un claro exponente del conservatismo de avanzada, que sin titubeos ni ambigüedades, sabrá rodearse de los más capaces que en las distintas vertientes del pensamiento ideológico, dispuestos estén en trabajar unidos para recuperar el perdido civismo de la Viña de Cañarte. 

Contra todo lo dicho en una campaña llena de infundios y de malsano ambiente, Mauricio Salazar Peláez demostrará a propios y extraños que cuando se gobierna con claro conocimiento de la difícil problemática social que nos agobia y, sobre todo, con apego insobornable a principios de honestidad y respeto, al término de su mandato, con la frente en alto y con la inmensa satisfacción del deber cumplido, entregará a su sucesor una ciudad pujante que con la ayuda de los pereiranos de bien que somos la inmensa mayoría, con esfuerzo y tesón supo recuperar el sitio de privilegio de que gozara en tiempos pretéritos, como una de las ciudades más importantes del país. 

Si bien las encuestas lo ubican muy por encima de sus competidores no podemos bajar la guardia, pues la principal encuesta se gana precisamente el día de las elecciones. 

Nuestro compromiso va más allá del voto por Mauricio. Nos compromete con la ciudad y con todos los nuestros, en la seguridad de que eligiéndolo, habremos escogido al mejor para bien de Pereira y de la región. 

Igual, para gobernación debemos ser consecuentes con el pensamiento inicial expresado líneas arriba de respaldo a una persona íntegra, comprometida con el cambio de la ideología de izquierda que hoy asfixia al país y que de la mano del alto Gobierno, logre poner de nuestro lado a Planeación Nacional, Ministerios e Institutos Descentralizados y logre igualmente concertar un trabajo armonioso que redunde en beneficio y bienestar de todos los municipios de Risaralda. 

Estoy convencido que Javier Darío Marulanda Gómez, a quien no conozco, solo por referencias, egresado de la Facultad de Medicina de la UTP, especializado en Alta Gerencia, Máster en tratamiento del dolor y quien cursa actualmente una maestría en Administración de Empresas, cumple a cabalidad con este propósito, haciendo moñona como se denomina en el deporte de los bolos, el derribo de los 10 palos en el primer lanzamiento. 

Finalizado el bullicio electoral ya se oye el repicar de las campanas a lo lejos, anunciando la llegada del 29 de octubre, en el que todos a una, entrelazados, cantaremos el himno de Risaralda, concebido en la mente lúcida de nuestro poeta insigne; Luis Carlos González Mejía, haciendo énfasis en su segunda estrofa: “No fue el odio que todo destruye // agresiva razón de su causa; // fue el anhelo de ver la semilla // convertida en dorada abundancia, // y triunfante la airosa bandera // que abrazo fraterno formaran // sus catorce lucientes estrellas // sobre verde de mapa y labranza //. - Con decisión y amor por nuestra tierra, a votar por Pereira y Risaralda, en bien de Colombia.

Alberto Zuluaga Trujillo
alzutru45@hotmail.com

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