ACTIVISTAS ANTICORRUPCIÓN: ¿CÓMO LOS CALLAN?

ACTIVISTAS ANTICORRUPCIÓN: ¿CÓMO LOS CALLAN?

LINA MARÍA ARANGO DÁVILA
CONSULTORA EN TRANSPARENCIA, GOBERNANZA Y CONSTRUCCIÓN DE PAZ

ACTIVISTAS ANTICORRUPCIÓN: ¿CÓMO LOS CALLAN?

Desde hace algunos meses la congresista risaraldense Carolina Giraldo y el ex candidato a la alcaldía de Dosquebradas, Juan David Londoño han recibido amenazas por sus denuncias sobre los malos manejos de recursos de los OCAD PAZ y en el que se han visto implicados varios políticos de la región. Por considerarla pertinente, comparto nuevamente esta columna para abordar el tema en contexto de lucha contra la corrupción:

No son tiempos fáciles para los activistas anticorrupción. El tema no sólo está borrado de la agenda pública nacional, sino que quien insiste en llamar la atención sobre la protección a los denunciantes, los costos, víctimas y riesgos de corrupción en el sector público y privado, son cancelados, amenazados o investigados por incómodos. Las maneras de silenciar a quien se atreve a poner en evidencia los hechos de corrupción son diversas: amenazas, intimidación, violencia verbal, represalias, bloqueo laboral, asesinato y “bloqueo legal”.

De acuerdo con el Centro de Recursos Anticorrupción – CMI U4 en su artículo “How to (Legally) silence an anticorruption – activist”, las amenazas provienen normalmente de políticos, empresarios y crimen organizado. Aunque el asesinato es la manera más drástica de callar e intimidar a quienes quieren denunciar, en los últimos años ha crecido la práctica de silenciamiento a través de la “guerra legal” o “Law Fare” (usar las normas en contra de los activistas anticorrupción). Esta intimidación legal incluye pleitos abusivos, adopción de leyes restrictivas de la libre opinión, falsas acusaciones, denuncias en contra de los periodistas o activistas para poner en duda el trabajo y profesionalismo de quien investiga etc. Esta manipulación del sistema legal y de control, debilita la democracia y la libertad de expresión.

Volviendo al tema regional, quienes otrora se indignaban con los temas de corrupción, hoy justifican alianzas con políticos cuestionados, demeritan compras con sobrecostos, entregan ministerios a partidos políticos sin exigir un mínimo compromiso e integridad en el uso de los recursos públicos, prometen perdón social incluso a condenados por corrupción, aplauden una reforma la salud sin cuestionar que le dará más poder a los políticos locales y argumentan la normalización de un “así son las cosas”, “en el pasado también se hicieron” “el cambio está por encima de esas nimiedades”. ¿Quién imaginaría que los indignados por la corrupción del expresidente Iván Duque y el Centro Democrático, hoy callan la corrupción de los “amigos – aliados del gobierno? 

“Eres monotemática”, dicen los de izquierda cuando se expone la incoherencia del discurso de campaña frente a los hechos de gobierno. “Ese tema es irrelevante”, afirman los de derecha, cuando se exponen casos del gobierno Iván Duque, o cuando se les ve hoy aliados con quienes en Risaralda llevan años cuestionados por sus malos manejos en la contratación. “Usted es una resentida quemada que no sabe cómo hacer política”, se burlan. Pero soy terca y aquí estoy escribiendo nuevamente sobre integridad en el manejo de los recursos públicos y los riegos que asumen quienes como Carolina y Juan David se arriesgan a denunciar.

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