Repetimos la historia

Repetimos la historia

Una semana después de la segunda vuelta electoral de 1994 en la que se eligió a Ernesto Samper Pizano para el período 1994 – 1998, Andrés Pastrana Arango, su contrincante, entregó al presidente de ese entonces, César Gaviria Trujillo unos casetes que contenían contundentes pruebas de la intromisión del Cartel de Cali en la campaña presidencial, remitiéndolos al Fiscal Gustavo de Greiff. 

Su sucesor, Alfonso Valdivieso dio a conocer los audios en los que se escucha al periodista Alberto Giraldo hablando con los hermanos Rodríguez Orejuela, jefes del Cartel de Cali, sobre dineros para apoyar la campaña de Samper y, luego, la aceptación de Santiago Medina, tesorero de la campaña quien, en indagatoria ante el equipo de Fiscales sin Rostro en septiembre de 1995, confesó la entrada de dineros ilícitos a la campaña presidencial, lo que se denominó el “Proceso 8000”. 

Hoy, el país vuelve a revivir esa dolorosa página, con otros protagonistas pero con la misma intención; llegar a la Casa de Nariño y de nuevo lo lograron. 

Con una muy alta votación pero con un margen demasiado estrecho frente a su rival, Gustavo Petro, candidato de la Colombia Humana, en nombre de la izquierda del siglo XXl, asume como Presidente de los colombianos, reventando a los 7 meses el escándalo sobre la intromisión de dineros de idéntica procedencia, el narcotráfico, en su campaña. 

Lo grave de la denuncia, es que no lo hace un extraño, lo hace su nuera quien, en el propio despacho presidencial, un mes antes de conocerse el escándalo, lo entera de los pormenores del mismo. 

Desde luego que enterarlo, no sería lo cierto, pues bien el Presidente lo sabía. 

Simplemente acuerdan la metodología para no verse comprometido ante la opinión pública, prometiéndole la nuera no inmiscuirlo, razón para que a todo momento haga énfasis en que su suegro fue ajeno a lo ocurrido. 

Y sin querer queriendo, otro monumental elefante como el de Samper en su época, vuelve a aparecer en la escena política. 

Otro presidente que se entera a sus espaldas de que su primogénito Nicolás ha llenado sus bolsillos con dineros sucios y criminales provenientes del narcotráfico. 

Familia unida que recibe bolsas de dinero, permanece unida. 

Ya el país conoció de sobra el video en el que el padre, Gustavo Petro, Presidente de Colombia, igual, recibe bolsas de dinero sin que nada pase, pese a no haber dado explicación satisfactoria de dónde provenían. 

Es bueno recordar que en campaña el candidato Petro, en clara alusión a los hijos de Rodolfo Hernández y Álvaro Uribe escribió un twitter: “De algo pueden estar seguros. Mis hijos jamás aparecerán firmando comisiones por negocios que se hacen desde el Estado, o volteando tierras para hacer zonas francas. He buscado que su mayor fortaleza sea la educación y la libertad”.  Le faltó agregarle, “y mi valioso ejemplo”. 

Pero, además, de su hijo Nicolás, está claramente demostrado y probado como su hermano Juan Fernando y el actual Comisionado de Paz, Danilo Rueda, aparecen como actores principales en las visitas, no solo a narcos, sino a paramilitares y políticos corruptos, buscando apoyos a cambio de impunidad. 

El audio del narco, contrabandista, paramilitar y sicario Marquitos Figueroa invitando a votar por quienes proponían el “perdón social” y la “rebaja de penas”, habla por sí solo del talante de este Gobierno. 

En los municipios de gran preponderancia de narcocultivos y de mayor presencia de grupos armados ilegales, obtuvo fiel respaldo electoral. 

Todas las decisiones de su Gobierno han estado dirigidas a favorecer y proteger a los narcos y a los delincuentes y criminales de todas las pelambres, prohibiendo el glifosato, incluso en la aspersión manual, disparándose su siembra y ofreciendo legalizar cultivos menores a 10 hectáreas. 

Se ideo la “Paz Total” para suspender órdenes de capturas y negociar con paramilitares, mafiosos y todos aquellos que estén por fuera de la ley, cumpliendo el compromiso adquirido en el “Pacto de la Picota” por su hermano y el alto Comisionado de la Paz. 

El uso de expresiones engañosas, manipulando el lenguaje con claros eufemismos, buscando como resultado hacer del crimen algo normal, como llamar al secuestro de 78 miembros de la policía “cerco humanitario”, en dónde fueron asesinados un uniformado y dos campesinos, en San Vicente del Caguán, solo por el afán de desprestigiar a una abnegada institución señalándola de abusiva y violadora de los derechos humanos cuando las violentas protestas del “Paro Nacional”, y tildándola de brazo represivo de las clases populares, se ha vuelto una obsesión prejuiciosa de este Gobierno, queriéndola mostrar como enemiga de la sociedad. 

¿Qué clase de gobierno, fue el que eligió Colombia?

Alberto Zuluaga Trujillo. 
Alzutru45@hotmail.com

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