¿Risaralda en ligas Mayores?

¿Risaralda en ligas Mayores?

En su habitual columna de los miércoles en El Espectador, Cecilia Orozco Tascón, hace eco del señalamiento en torno al caso judicial que enfrenta Ana Catalina Noguera Toro, hija de Rodrigo Noguera Calderón, exrector de la Universidad Sergio Arboleda, destituido de su cargo por el Consejo Directivo de la institución, luego de los escándalos por irregularidades en la contratación. 

A su vez, Ana Catalina es nieta de Rodrigo Noguera Laborde, eminente académico, historiador, hombre público y jurista consagrado, a quien la preocupación por la decadencia de los valores que dan razón y sustento a la vida, lo llevó, junto con el inmolado dirigente conservador, Álvaro Gómez Hurtado, a fundar la Universidad Sergio Arboleda. 

Ana Catalina Noguera, exdirectora especializada de Extinción de Dominio de la Fiscalía y exfuncionaria de la dirección contra la Finanzas Criminales, fue capturada en su casa en el norte de Bogotá el lunes 13 de febrero del presente año, siendo una de las funcionarias de confianza de Néstor Humberto Martínez en la Fiscalía General de la Nación y apartada de su cargo por varios precedentes, entre otros, el involucramiento con sus primos Rafael Enrique Noguera Abello y Enrique Rafael Noguera Ramírez, extraditados a los Estados Unidos por narcotráfico. 

Su captura se dio por los delitos de fraude procesal, violación ilícita de comunicaciones y violación de datos personales. 

Además, Noguera Toro, estaría involucrada en el caso de extorsión que se adelanta contra el excapo del cartel de Medellín, Carlos Ramón Zapata, alias “El Médico”, quien es la cabeza visible de una red de extorsionistas a mafiosos para borrarles sus anotaciones, en la que aparece involucrado un alto oficial de la policía ya capturado. 

Decenas de reuniones en el Hotel Dann Carlton de la calle 93 dónde acostumbraba hospedarse bajo la identidad de Ramón Esteban Peña Martínez, están ampliamente documentadas y dan cuenta de sus actividades delictivas. 

En la investigación denominada “Perla Negra” se logró conformar el organigrama filtrado a la prensa, en el que a más de la poderosa exfiscal, Catalina Noguera y su “íntimo amigo” alias “El Médico”, aparecen cuatro importantes fiscales de alto perfil, cinco investigadores del CTI, el Comandante de enlace de la Policía Nacional con las Agencias de Inteligencia del exterior, un procurador y varios abogados. 

Lo más relevante de todo esto, es que en el organigrama aparece la foto y el nombre de Diego Patiño Amariles, actual Representante a la Cámara, quien ostenta por sexta vez su credencial de congresista por Risaralda. 

Tan delicado y grave señalamiento coloca a nuestro Departamento en las ligas mayores de la corrupción colombiana, por lo que debe obligar a este viejo batallador de la política risaraldense a producir un claro y contundente pronunciamiento, que no deje la más leve duda sobre su actuar político. 

Puntal indiscutible del liberalismo, cercano como el que más al jefe único de la colectividad César Gaviria Trujillo, Patiño Amariles deberá dejar claro que su influjo y poder están muy lejos del observado por su colega caldense el senador Mario Castaño, hoy tras las rejas, quien, antes de su inscripción como candidato liberal, fue cuestionado ante Gaviria Trujillo, sin que los señalamientos le impidieran darle su “sagrada bendición”. 

Este señalamiento no solo enloda uno de los liderazgos más largos y fuertes de la política risaraldense, sino a nuestra ciudad y al Departamento mismo, regresándonos a la situación de pena y vergüenza cuando fue condenada Gabriela Zuleta Álvarez, abriéndole las puertas a Gaviria Trujillo, quien era su suplente a la Cámara en 1976. 

Igual, nos retrotrae al año 2000, cuando perdió su investidura parlamentaria el también excongresista Octavio Carmona Salazar, en el conocido caso del Pomaricazo y quien, para ese entonces, hacía parte de la mesa directiva de la Cámara, ambos condenados por destinación indebida de los auxilios parlamentarios. 

De no esclarecerse plenamente este grave señalamiento a Patiño Amariles, producirá necesariamente cambios en el ajedrez político del Departamento, poniendo punto final a su carreta política y malogrando la aspiración de su hijo Juan Diego, a la gobernación de Risaralda. 

En manos de Noguera Toro y de Carlos Ramón Zapata, alias “El Médico”, quienes ya llegaron a un acuerdo con la Fiscalía, determinándose una rebaja de la pena del 50% por aceptar los cargos, está el futuro de Patiño Amariles y la suerte política del liberalismo risaraldense en los comicios electorales de octubre. 

Servida en bandeja de plata, es la salida decorosa del gobernador Tamayo, quien debe sentirse liberado de su compromiso con Patiño para estas justas electorales.

Alberto Zuluaga Trujillo 
alzutru45@hotmail.com

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