“Vías de Comunicación”, Centro de Gravedad del Desarrollo Nacional

“Vías de Comunicación”, Centro de Gravedad del Desarrollo Nacional

Por Vicealmirante(r) Andrés Vásquez

Así como el cuerpo humano se alimenta, nutre, crece y se desarrolla a través de sus arterias por donde fluye la sangre, y estas a su vez, permiten la interconexión de órganos y la articulación de extremidades; de la misma forma lo hacen las vías de comunicación en los países del mundo, dinamizando las economías nacionales y la internacional. Sobre el tema, no se puede desconocer que Colombia hoy se encuentra en cuidados intensivos, limitada en movilidad y comunicaciones en todos los niveles, afectando especialmente las cadenas productivas, los emprendedores, cultivadores, ganaderos, floricultores y a muchos más, incluyendo a los grandes empresarios. Por esta razón, “las vías son vida”.

“Vías de Comunicación”, Centro de Gravedad del Desarrollo Nacional

Para el caso, es imprescindible citar al General alemán Karl Haushofer (1869-1946), político, militar, geógrafo, colaborador de Hitler, posteriormente envenenado por orden de este y uno de los principales ideólogos del Lebensraum, también conocido como “espacio vital” y definido como el “área de influencia de un Estado”. Inteligentemente Haushofer vislumbra cuatro (4) elementos que pueden convertir a un Estado en Potencia Mundial, siendo totalmente adaptable a Colombia, así: El Heartland o ciudad capital; la poseemos, Bogotá, que, a pesar de sus problemas sociales y de seguridad, es un corazón motor, geográficamente muy bien ubicado en el centro (equidistante), con capacidad de irradiar y de bombear sangre (industria, tecnología, turismo, comercio, cultura, etc.) hacia todas las direcciones del territorio nacional. El segundo elemento son los Hiterland o ciudades intermedias (Medellín, Cali, Bucaramanga, Cúcuta, el Eje Cafetero, Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Buenaventura, entre otras), con el potencial de recibir del Heartland (Bogotá) todo ese desarrollo y seguir dinamizándolo y moviéndolo como parte de la economía hacia el tercer elemento, las Fronteras, y de esta manera aprovechar las nuestras; once (11), claramente definidas en el mapa de azul de Colombia y que las mismas a su vez, aperturan oportunidades no solo en los países limítrofes, sino también en otros continentes.

Para que todo este concepto se materialice en un “Lebensraum” o en un “Estado potencia mundial”, se requiere del cuarto elemento y quizás el más importante de todos, las Vías de Comunicación y es aquí donde nuestro país se raja para lograr lo deseado, y motivos nos sobran, primordialmente por nuestra ausencia de visión y otras malas prácticas.

Mientras que el 78% de la economía de la principal potencia del mundo, Estados Unidos, se mueve por tren y otros países se preocupan permanentemente por fortalecer su red ferroviaria, nosotros acabamos gracias a la corrupción con los Ferrocarriles Nacionales en 1991, poseyendo más de 2.600 kilómetros de vías férreas, que hoy podrían ser 3 o 4 veces más. 

Mientras que la economía mundial se dinamiza en un 96% a través de los mares y de los océanos, nosotros tristemente liquidamos en 1997 la Flota Mercante Gran Colombiana, fundada en los años cuarenta por Colombia, Ecuador y Venezuela. Con casi 50 años de operación, fuimos un referente mundial en el comercio marítimo e incluso llegamos a rivalizar durante los años cincuenta y sesenta con empresas norteamericanas. Actualmente dependemos de compañías extranjeras.

De la misma forma, la historia nacional distingue a SENARC (Servicio Naviero de la Armada Nacional de Colombia), conocido también como el SATENA fluvial. Promovió y avivó por muchos años la economía en los antiguos Territorios Nacionales, dando vida a las arterias fluviales (ríos) de la Nación y a las poblaciones rivereñas y aledañas. Nuevamente ​la falta de visión estatal lo llevaron a la quiebra, para terminar desafortunadamente su periplo empresarial en 1992.

Y que decir de otros medios de comunicación, hoy esenciales para la educación y el trabajo, como la conectividad al internet. El 38% de las familias colombianas (aproximadamente 19 millones de habitantes) se encuentran marginadas de este medio, en pleno siglo XXI, a sabiendas, que países desarrollados como Estonia, Finlandia, Israel, Canadá y Corea del Sur, tienen este servicio de manera gratuita a todos sus pobladores.

En vez de estar pensando en reformas políticas, en nuevos ejércitos, en desmembrar la economía nacional y en cambiar periodos de gobernabilidad para sustraerse a un interés particular, porqué no más bien visionamos una Colombia diferente, con un sistema integral de vías de comunicación óptimo, llevando la “sangre de la economía” a todos los rincones de este gran cuerpo (territorio nacional) y así influenciar hacia el exterior para distinguirnos a futuro como un verdadero “Lebensraum” o “Estado Potencia Mundial”.

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