Tumores malignos con metástasis

Tumores malignos con metástasis

 Por Vicealmirante(r) Andrés Vásquez

Históricamente dos tumores malignos han aquejado con agonía la salud social, política y económica de nuestro país, arrastrándonos a los umbrales de la pobreza. Los tratamientos a estos tumores no han logrado extirparlos, por el contrario, han aparecido enfermedades adicionales, producto de una metástasis crónica. 

El primer tumor que padecemos “históricamente” es la “corrupción. Colombia de acuerdo al índice de “Transparencia Internacional” para 2021 se vuelve a rajar, completando más de una década de estancamiento en este tema, sin conseguir una mejora satisfactoria. Nuestro puesto 87 entre 180 países, puntuó 39 unidades, ubicándose en la parte baja de la tabla de transparencia a nivel mundial, en donde cero (0) es la peor calificación y cien (100) la mejor. El promedio mundial fue de 43 puntos y Colombia escaló del puesto 92 al 87, no porque haya mejorado, sino porque en los cinco países que estaban por encima de nosotros, empeoró la corrupción (Argentina, Lesoto, Turquía, Guyana y Marruecos).

La metástasis de este tumor se materializa en más pobreza, paupérrimas vías de comunicación, inadecuados servicios públicos, menos escuelas, escasos centros de salud, pobre conectividad, menos infraestructura y por ende menos oportunidades para los más necesitados.

EL segundo tumor es el narcotráfico, con suma tristeza, poseemos el primer puesto a nivel mundial como productor de cocaína, más de un millón de toneladas por año. Y no se visualiza cura para este mal, razones sobran; mientras un kilo de cocaína en costas colombianas se negocia en 5 mil dólares, al transportarlo a Centro América se comercializa en 21 mil y en Estados Unidos en 35 mil, y en Europa en 57 mil dólares el mismo kilo. En Colombia son pocos los productos del agro que le hacen competencia a la comercialización de la hoja de coca, como ejemplo está el cacao, con mayor complejidad para sembrar, cuidar de la plaga y mayores tiempos para su producción comparados con los de la hoja de coca. La metástasis de este tumor se refleja en los altos niveles de inseguridad y violencia, motivados por clanes y grupos narcoterroristas que permeabilizan las instituciones del Estado y acechan permanentemente contra la Fuerza Pública, líderes sociales, y prácticamente contra todo aquello que se interponga en sus objetivos criminales. 

Lo cierto es que en Colombia mientras no extirpemos de raíz estos tumores malignos, será imposible conseguir el desarrollo y la paz tan anhelados. La cura está muy lejos y ahora más, porque pareciera que desconocemos en dónde estamos y con quien estamos. Requerimos urgentemente de toneladas de conciencia, honestidad, ética, pulcritud y de justicia, dejando de pensar en el bien personal y obrando en el bien común.

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