¿Qué me deja esta última contienda electoral?

Qué me deja esta ultima contienda electoral

 Por Elsa Gladys Cifuentes Aranzazu

Lo primero la ratificación que es mejor la tranquilidad, la felicidad y la alegría que el poder.

Que para servir no se necesita la política, que, si se puede hacer campaña sin mayores recursos, que los amarres o paquetes de votos que ofrecen los mercaderes electorales no son seguros, y que lo único seguro es enamorar a la ciudadanía con una seria promesa de campaña honesta, centrada y cumplible, independiente del resultado electoral porque con ello queda la satisfacción del deber cumplido.

El pueblo todo necesita de sus líderes, escucharles propuestas y promesas esperanzadoras porque queda aprendido que cuando se cautiva una conciencia y se conquista un corazón esa persona va a votar por sus propios medios, consume su propio refrigerio y cuida su propio voto.  El voto limpio y en conciencia es lo que hará que se erradiquen las prácticas dañinas. La conversación y el mandato directo entre el candidato y el elector es impermeable seguro y derecho.  Hemos corroborado que lo mejor de una campaña es la relación directa entre el candidato y el elector.  Una vez más toma fuerza que para fortalecer la democracia hay que blindar los procesos electorales y llegar al voto obligatorio civilizado e independiente, garantizando el día D, el transporte gratuito, con el respectivo día compensatorio para el digno ciudadano que votó.

Me queda de estas últimas elecciones la admiración por estas nuevas generaciones que asumen la misión con Risaralda, para ellos admiración y los mejores deseos.  Me queda tan bien el justo reconocimiento a la fuerza pública y a todas las instituciones que con muy pocas excepciones facilitaron bien los procesos tranquilos.

Me quedó tan bien el reconocimiento por los héroes y las heroínas que participaron y se atrevieron a competir con o sin estructuras y la forma como aceptaron la derrota los perdedores con el desafío de fortalecerse y continuar en futuras contiendas.

Me queda también la reflexión de las grandes oportunidades que tenemos para superar la pobreza para potenciar los procesos con optimismo en las comunidades donde lo que encontramos es talentos y ganas de surgir.  Toda persona con empleo y con su situación estable está en capacidad de hacer algo por alguien en condiciones vulnerables.  Apreciados lectores hay tanto por hacer, bastará con erradicar la corrupción y que los recursos alcancen; basta con que tengamos solidaridad y hagamos voluntariados para adoptar causas, personas, comunidades donde podemos dejar una huella del verdadero socialismo cristiano.

Nos queda la disposición con determinación de seguir trabajando en las buenas causas sociales, culturales, ambientales, ejerciendo el título de servidor y sin el poder de la política sino con el verdadero poder que es la vocación.

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