EL PODER INFINITO

EL PODER INFINITO

Por Andrés García 

Gracias a la correlación armoniosa Mente y Espíritu, los seres humanos somos causa y efecto, somos los creadores y lo creado, somos el escultor y la obra al mismo tiempo. Somos el maestro, pero igualmente el alumno, bajo el principio de que la felicidad no es la meta, sino el camino y que la alegría es nuestra condición, porque somos la alegría misma, somos EL PODER INFINITO. 

Esa FUENTE, para mi, es Dios actuando a través nuestro, expandiéndose, pero no el Dios que el hombre - desde las limitaciones de su Mente, a A largo de la historia - ha humanizado, confiriéndole género, características físicas acordes a una determinada zona, cultura, tiempo, modo y lugar. El Dios, a quien hago alusión no es un DAs que sufre o nos hace sufrir, ni de ira y menos de venganza, ni un Dios que culpa, juzga, reprende, condena y castiga, emociones tan propias de la condición humana. 

El Dios del que hablo es CONCIENCIA EN EXPANSIÓN, es abundancia infinita, es verdad. ¡ES AMOR! Y NUESTRA CONEXIÓN CON ESA FUENTE, ES NUESTRO PODER INFINITO. Esta es la forma como la FUENTE trabaja. Por eso cada vez que como seres humanos experimentamos vibraciones elevadas, COMO EL AMOR, SOMOS DIOS EN ACCIÓN, enunciado que profundizaré más adelante en uno de los capítulos de este libro. Tú decides cómo denominar ese PODER INFINITO: 

Fuente, Dios, Jehová, Yahveh, El, Durgá, Ganesha, Vishnu, Creador, Espíritu Santo, Inteligencia Superior, Sabiduría o Universo Cuántico, TODOS SON EL UNO (Bhagavad Gita, el Canto del Señor, texto sagrado de la religión Hindú). ¡Tu interior te susurrará el nombre adecuado! 

Si al final todos nos empoderamos y nos conectamos con EL PODER INFINITO, cada uno será el cambio y, por tanto, juntos seremos el cambio que el mundo demanda, donde - al estar todos empodera dos - víctima y victimario dejarán de existir. 

(Apartes del libro EL PODER INFINITO de mi autoría, cuyo propósito es comunicar que con el PODER INFINITO en práctica, las personas podemos y debemos aprender a eliminar viejos patrones de pensamiento, entendiendo que el rol de víctima es una opción, no una determinante). 

(Los conceptos expresados no comprometen a la RAP Eje Cafetero, entidad de la que soy su Director de Comunicaciones). 

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