DEMOCRACIA

DEMOCRACIA

En estas épocas donde en el país entero se habla de democracia, Tenorio recuerda algunos detalles vividos en su época de niñez, juventud y madurez con estos procesos.

Nos recuerda cuando éramos niños, y nuestros padres y maestros trataban de enseñarnos qué era democracia, qué era votar y qué era administrar el bien público, lo cual en muchos casos lo lograron, pero en otros no sabían como decirnos que era un proceso justo, equitativo y social y lo mejor era no explicarlo.

Por ejemplo, cuando trataban de enseñarnos que existían dos partidos políticos (liberales y conservadores) y cuál era su filosofía, objetivos y demás, pero no había explicación porque mataban lideres como en el caso de Gaitán, solo que por ser liberal contradictorio y nunca se apropiaron de la responsabilidad del Bogotazo. Por otro lado, por allá existía otro partido político, que poco lo conocíamos, como era el partido comunista, que nunca ganaba ninguna contienda, pero eso sí, en el mundo veíamos a este partido haciendo parte de la historia mundial.

Igual era una fiesta democrática, el domingo de votaciones, acompañar a nuestros padres a hacer cola a una fila, meter el dedo en un frasquito con tinta roja y echar en un cajón un papelito con el nombre del candidato, y sacarles el mal genio a nuestros padres, porque no lo dejaban a uno untarse el dedo de rojo también, para chicanear en el barrio o en el colegio al día siguiente diciendo que había votado.

Oíamos discutir después, quién ganaría, que los Liberales, los Conservadores o que los del Partido Comunista ingresaban en el parlamento, consejos y asambleas y, una pregunta ¿Papá que es el parlamento?, la repuesta era muy fácil: 

- hijo el parlamento son unos señores que, nosotros elegimos, y que se concentran en Bogotá (la capital) y allí sacan las leyes, las cuales todos debemos o mejor tenemos que cumplir.

Así pasamos la niñez aprendiendo en cada elección algo nuevo respecto a los señores que sacaban las leyes nacionales, departamentales y locales, a la elección de presidente y a tener conciencia de que nuestro voto era importante, igual con o sin tamales a bordo.

Cuando tuvimos 16 o 17 años, Tenorio nos recuerda que nos entusiasmábamos con que casi ya podíamos votar y untarnos de rojo el dedo, diciendo que ya somos mayorcitos de edad y que el presidente o los parlamentarios estaban allí, gracias a mi voto, que nuestros padres poco a poco nos acercaban al político de su preferencia, indicándonos que para las próximas elecciones podríamos votar y más adelante haríamos parte de ese batallón que eran sus electores.

Se hablaba del tan famoso Frente Nacional, el cual daría tregua a la violencia bipartidista que, hasta la fecha, no solo mató muchos colombianos sino, que allí se inició una paz entre los dos partidos políticos que administraban el país. Y al fin habría paz (eso nos decían), también nos recuerda candidatos con nombre muy extraños, nos recuerda a Evaristo Sourdís, y situaciones extrañas como al candidato diciendo que prometía inventar el carro volador para evadir los trancones, o el torero diciendo que las elecciones eran toda una fiesta brava, o una señora que decía que era bruja con escoba incluida y podía mejorar el país, o candidatos haciendo campañas en un taxi, o la campaña de una candidata vestida de la última Jedí, o la loca de las naranjas haciéndole campaña a un candidato,  o el candidato que utilizó el logo de la NBA. En fin, muchas estrategias.

Al fin cumplíamos 18 años, y esperábamos el día de elecciones, para igual que nuestros padres, hacer cola al frente de un pupitre ubicado en la calle principal de la ciudad, y los personajes que cumplían la labor de jurados de votación, nos pedían la cédula, la cual mostrábamos con mucho orgullo, nos indicaban que echáramos el pequeño papelillo de nuestro candidato y  el dedo en el frasquito de tinta roja, para identificarnos que ya habíamos votado, todavía la tecnología no hacia parte de este proceso, bueno, la poca tecnología que había en aquella época.

En las calles, las arengas, los gritos, cual barra, cantando, gritando, bailando por el candidato cercano a nosotros, todos con camiseta blanca con la foto del próximos senador, representante o presidente, tratábamos de motivar al electorado.

Después vinieron los cambios, no solo tecnológicos, sino de estrategias, pensamientos y objetivos de la democracia, los partidos políticos ya no solo eran dos, se convertían en tres, cuatro y más, incluidos los comunistas y partidos llamados de centro, que cada vez participaban más en esta fiesta, de elección de lo que un día era parlamento, llamados también padres de la patria, igual también se comenzó a elegir a alcaldes y gobernadores. También se cambió o actualizó la Constitución política y de allí la gran mayoría de la administración del país. 

También se vivieron procesos democráticos muy difíciles, el narcotráfico, la guerrilla, el paramilitarismo, la corrupción, inclusive la muerte de candidatos a la presidencia con muchas posibilidades de ganar, pero igual el país siguió y hoy, con más que partidos, coaliciones, uniones, de diferentes pensamientos políticos y una frase que ha hecho historia en nuestro país, que cuando niño no nos la enseñaron, pero siempre la practicaron, “LA POLÍTICA ES DINÁMICA Y CAMBIANTE” y hoy vemos cómo estos proceso democráticos y nuestros padres de la patria y administradores cambian, para que el país, siga su rumbo. 

En este momento, cuando estoy escribiendo esta columna, Tenorio no sabe aún que pasará en las elecciones, pero quien está leyendo ya lo sabe, esperamos hayamos votado con conciencia y el país haya ganado. 

Quienes quieran leer los documentos escritos con anterioridad, remítanse al enlace https://www.elpereirano.com/search/label/%C3%93scar%20Vel%C3%A1squez%20Narv%C3%A1ez?m=1

ÓSCAR VELÁSQUEZ NARVAEZ
MARZO 14, 2022

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