El Silencio

El Silencio

 Por Andrés García

El estallido de la pausa mental, el orden natural, la sinfonía del equilibrio, el espacio necesario entre una y otra nota musical, el antes de la creación universal, el después, la voz de la trilogía serenidad, sabiduría y conexión espiritual; el terreno ideal para meditar. Facilitador del descanso, amigo de la reinvención, aliado del sueño y, probablemente, uno de los mejores y mayores estados a los que podemos acceder, el silencio se constituye - a mi criterio - en el punto de equilibrio del ser y en la condición meta a la que debemos llegar, si queremos invertir en nuestro bienestar físico y emocional.

Distinto a lo que experimentan sociedades como Japón, Suiza, Finlandia, Dinamarca y Noruega, por citar algunas, somos hijos de la bulla y el estruendo. Una cadena de acontecimientos cotidianos - celebraciones sociales masivas y desproporcionadas, equipos de sonido en casas y establecimientos comerciales a todo volumen y sin censura y ciudades pensadas más para automóviles y motos que para personas - configuran la tormenta auditiva perfecta, generando el efecto matraca que no solo contamina sino que igualmente daña el oído y produce confusión mental, desorientación y patologías de diversa índole. ¡El ruido es el padre de muchos de nuestros conflictos!

Nuestra visión occidental nos ha conducido a vivir y convivir en medio del alboroto. La barahúnda constante del mundo exterior permea la piel y se introduce en el organismo, instalándose en lo profundo de la mente humana, afectando su adecuado funcionamiento. No se piensa ni actúa de la mejor forma, cuando hay ruido. Cuando hay ruido, hay caos mental, el racionamiento falla, la fuerza de la lógica se debilita y sobrevienen pensamientos frágiles en argumentación, visión y propositividad.

Tenemos la creencia de que el silencio es un recipiente vacío que se debe ocupar. La mayoría acude a cualquier factor que lo interrumpa, con tal de conjurar un estado que les comunica temor e inseguridad. Personalmente opino lo contrario. Jamás he experimentado mayor soledad que cuando he estado rodeado de mucha gente, en medio de un ruido tenaz. El estrépito aísla a los seres humanos entre sí, afecta la conexión que por naturaleza tenemos y desindividualiza al ser, arrojándolo a un espacio de coexistencia básica, incomunicación, tensión, irascibilidad y violencia. 

En el silencio, el cuerpo sana, rejuvenece, fluye, evoluciona. En el ruido, el cuerpo enferma, envejece, involuciona. Deepak Chopra sostiene que “Somos las únicas criaturas de la tierra que pueden cambiar su biología por lo que piensan y sienten”. “El secreto está en el equilibrio entre el cuerpo y la mente” (D. Chopra, “Cuerpos sin Edad, Mentes sin Tiempo”, 2009). El silencio es ese puente cuerpo-espíritu que nos permite acceder a un estado de grandeza y conexión. Necesitamos reencontrarnos por fuera del ruido para poder honrar la vida y ser mejores. Quizás el silencio sea esa llave que nos conduzca a un mejor estar.

(Los conceptos emitidos no comprometen a la RAP Eje Cafetero, entidad de la que soy su Director de Comunicaciones). 

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