EL PESEBRE Y EL CARIBAJITO

EL PESEBRE Y EL CARIBAJITO

ÓSCAR VELÁSQUEZ NARVAEZ

Tenorio las dos semanas anteriores, nos habló de las fiestas y celebraciones que en familia y amigos teníamos con motivo de Navidad y fin de año, pero igual nos recuerda momentos, los cuales fueron episodios importantes de estas celebraciones 

Para empezar, Tenorio habla de la preparación de la fiesta de navidad, pero sin antes mencionar el montaje del pesebre, las novenas de navidad, o la rezada al niño Dios, disque como complemento al comportamiento que teníamos durante todo el año, y de allí el Niño Dios decidía qué regalos traernos el 24 de diciembre.

La abuela, la mamá o el papá daba la orden de conseguir cajas de cartón, se recogían las mesas de la casa, algunas sillas, en fin, todo lo que pudiera hacer escala para montar la distribución mas cercana a un pueblo con sus respectivas montañas, no sé si era Belén o el establo donde nació el niño Dios, se podía definir como población, el caso era que se debía elaborar uno, en donde la apariencia debía ser muy pobre o mejor un establo abandonado.

Igualmente, salíamos en excursión a conseguir musgo para que la apariencia fuera de zona montañosa, a la vez la mamá salía al comercio a comprar las ovejas, la familia santa, casas, los reyes magos, pastores, papel enserado y animales para darle vida al monumento al niño Dios. Había que recordar detalles como el espejo para simular un lago por allá en las montañas, algunas cercas para delimitar las fincas, la estrella de belén y las luces 

Con todo esto, el papá, o algún tío en su defecto, diseñaba arquitectónicamente el pesebre y lo elaboraba, en algunas partes competían por el que lo hiciera más grande.

El 16 de diciembre iniciaban las novenas, la abuela o la tía intensa llevaba los pitos, las panderetas, los platillos para cantarle al Dios que ya casi llega, repartían galletas, dulces, los mas acomodados daban natilla con buñuelos, eso sí, se rezaba en la casa y visitábamos cuantas novenas se hacían en el barrio, de tal forma que Tenorio llegaba a la casa con más dulces que el día de los brujitos. Y así se cumplía con el último proceso de buen comportamiento, para que el niño Dios nos trajera mejores regalos, inclusive uno veía a las mamás comentando sobre que si uno u otro se portó bien o mal y de igual forma será el regalo.

Llegaba el 24 de diciembre y además de los regalos, que eso era negocio de los papás con el niño Dios, no sabíamos a qué horas se hacia el arreglo, pero eso sí, a las 12 llegaba el personaje con los mismos y por si algo pasaba, en las emisoras como gran motivación, ponían la canción que decía:

♬♬♬♬ “mamáááááá donde están los jugueteeeeesssss”. ♬♬♬♬, lo demás ya todos sabemos.

Otro gran evento en la época de Tenorio era la matada del caribajito, o marrano, en la fiesta de navidad, comenzaba por calcular el peso del marrano a matar, 50, 100, 120 kg dependiendo del volumen de la familia, de los invitados, visitantes y por supuesto los colados, que no faltaban.

Eran la 7,8,9 am cuando descargaban de una camioneta el marrano, el chillido ¡OINK!! ¡OINK!!!, traspasaba las paredes de toda la casa, el barrio y algunas poblaciones vecinas.

El matarife se preparaba a darle de baja, y la criatura a correr por donde encontrara espacio con todo el miedo del mundo pues ya sabía que era su fin, este matarife para darle más espectacularidad al evento comentaba lo difícil que era atraparlo, acomodarlo y matarlo, la puñalada debe darse en toda la mitad del corazón, decía, los niños jugaban con el puerco, sin saber que lo que hacia era pasarlo por la tortura de la premuerte, el lazo de colores, le daba elegancia al animal, entre los chillidos, la camioneta pasando por todo el barrio con marrano y chamusque, la bulla de los vecinos, el bafle sonando la música de Pastor López y el Loco Quintero, se regaba el chisme que había fiesta y todos los patos se preparaban para la marranada.

El victimario preparaba el puñal, el espacio, y los tiempos para realizar su faena, cogía el animal técnicamente y lo acomodaba para pegarle la puñalada de la mejor forma, sin que se dañara, por que sacaba otra teoría, había que abrirlo inmediatamente pues, la bilis podía dañar la comida de esta noche.

Mujeres, hombres, niños se escondían detrás de las puertas, para no ver morir el animalito, puñal en mano le fue para encima, dos chillidos de marrado y listo, a volearle hacha y machete para abrirlo, se abría el costillal, se sacaban las vísceras, se partían los perniles y se le colocaba la manzana en la boca al puerco ya despresado y a volearle guiso.

Unos se dedicaban a preparar la rellena, con alegato y todo, pues la ropa se les mancharía, otros a hacer los chicharrones, el tío a servir el guaro y la tía intensa a sacar a bailar a los sobrinos. ¡!!lista la rumba¡!!

Trago va, trago viene, las orejas y la pesuña en el sancocho, los invitados y los patos iban llegando, los niños, prácticamente se robaban de los platos uno que otro pedazo de chicharón o carne. 

Pasada la tarde y noche, todos comían y bebían, unas cuantas señoras salían de la rumba con el bolso inflado, un pequeño robo, pedían prestada carne y en especial los perniles, o en su defecto chicharon para el guayabo, rifaban la cabeza y quien se la ganara debía llevársela para la casa, los niños juegan y están pendientes de todo, y todos felices hasta llegar la hora del niño Dios, allí el escenario cambiaba y era otro tema que ya Tenorio nos contó.

Recordemos nuestros grandes momentos, en familia.

En época de postpandemia y vacunación, debemos mantener un buen comportamiento, tapabocas y cuidados para no contagiarnos, “la vida es Hoy”. ¡EL COVID ESTA POR AHÍ TODAVÌA!

Quienes quieran leer los documentos escritos con anterioridad, remítanse al enlace https://www.elpereirano.com/search/label/%C3%93scar%20Vel%C3%A1squez%20Narv%C3%A1ez?m=1

ÓSCAR VELÁSQUEZ NARVAEZ
ENERO 10 DEL 2022

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