BONDAD

BONDAD

Tenorio esboza una sonrisa, al recordar los espacios que hemos vivido con esas mujeres y hombres que dieron toda su vida amor y bondad, al personaje de hoy Tenorio la llama BONDAD y la historia es. 

BONDAD fue una mujer sumisa, calmada, obediente, dócil y con mucha humildad, pero eso sí muy honesta, trabajadora, amante de la familia y de sus sobrinos en especial.

Bondad trabajó toda su vida, en su juventud estudió en colegios de monjas, viajó al exterior durante un tiempo, donde vivió con algunos familiares, en donde se hizo querer, allí estudió y compartió algunos años de su juventud, igual aún la recuerdan como lo que fue, una persona bondadosa y amante de los demás seres humanos.

Bondad convivió con sus padres siempre, hasta que murieron, después con dos hermanas que adoraba y que fueron su apoyo moral, social, cultural y por momentos económico, nunca se casó, ni tuvo hijos, su familia siempre fue su acompañante, en especial estas dos hermanas que siempre estuvieron ahí, igual poseían más hermanos y hermanas, igual la acompañaron siempre y compartieron con ella niñez, juventud y madurez, otras estuvieron a su lado como lo mandaba los cánones de Familia.

Durante su juventud Bondad se alimentó bien, de acuerdo a los conceptos culturales de la época, cumplió su rol en la sociedad trabajando y actuando como fiel acompañante de su familia, Bondad en su labor, la cual fue básicamente secretaria auxiliar contable en un banco, tuvo algunos excesos, como combinar trabajo diurno con nocturno, dado que por la falta de tecnología, los cierres bancarios se debían hacer literal a mano y con cálculos hechos en pequeñas máquinas sumadoras, de allí que el tiempo de cuadre financiero se hacía demasiado largo.

Las diversiones y descansos de Bondad fueron al lado y acompañada de su familia, nunca viajó sola, y siempre quería estar acompañada por amigos de la familia, trabajo y vecinos cercanos, inclusive cuando hacia viajes largos, siempre invitaba a uno de ellos para que la acompañara.

Bondad trabajó hasta ser pensionada y de allí derivó su sustento económico en su vejez, dado el exceso nombrado, sufrió de Artritis, que de allí sufrió de EPOC más adelante, la artritis poco a poco le fue dando inmovilidad, pero siempre vivió alegre y dispuesta a compartir sus momentos con su familia.

Dada la cultura de la familia de Bondad, aprendió a ser una buena jugadora de cartas, parqués, dominó y algunos otros juegos de mesa, en la que por momentos era muy difícil ganarle, si alguien apostaba a jugar con ella, su familia igual compartió durante mucho tiempo este juego en su casa, todas las tardes se reunían para apostar a ganarle en diferentes juegos y, se divertían tomando un café o comiéndose un buen “ALGO” como se dice tradicionalmente en familia.

Al pasar los años, murieron sus dos hermanas, las cuales fueron su compañía durante toda la vida, con dolor profundo las despidió, asegurándoles que pronto se reuniría con ellas, cuando el Dios en lo alto lo decidiera.

Dada las enfermedades que la afectaron y la soledad, Bondad fue apagándose después de haber despedido a la últimas de sus dos hermanas, además de despedir igualmente a sus padres y otros dos hermanos que siempre estuvieron y la acompañaron, en este paso por la vida.

Bondad en su último periplo por la vida fue acompañada de algunos de esos familiares que siempre recibieron de ella cariño y apoyo, acompañamiento y mucho, mucho amor, y la pasó bien además del apoyo recibido, su carácter de agradecimiento con la vida y con los que la acompañaban, le daba esa garantía de siempre recibir lo que necesitaba.

En este periplo Bondad inició un proceso por esa enfermedad mental llamada Alzheimer, la cual la llevó a olvidar espacios de su vida, eso si nunca olvidó esos seres que tanto quiso, sus hermanas y hermanos, su mamá, su papá y esos sobrinos, además de algunos familiares que siempre estuvieron con ella. 

Esta dura enfermedad, se torna para Bondad, una protección en medio de su espacio interior, inicia con olvidar aspectos cotidianos de su estadía en la vida, costumbres, horarios y otros aspectos, pero no necesidades básicas, ni sus compañeros de vida que ya murieron, recuerdos de tiempos lejanos, actividades personales, por ejemplo recordaba como convivía con sus hermanos que ya se habían ido de esta vida, compromisos que había adquirido con familiares alejados, actividades como por ejemplo cuando vivió en el exterior, que la llevaron a coger oro en un rio, deudas económicas que algunos se comprometieron a cancelarle y nunca lo hicieron, días especiales de la familia que disfrutaban con ella, y poco a poco se acercaba mas sus hermanos ausentes, hasta el punto de sentir que la visitaban, le traían obsequios, y siempre la acompañaban en su lecho.

Inmemoriales, sus ojos infantiles miraban al frente. Por momentos no había expresión alguna en ellos, aunque sí un brillo deleznable. Volvió a sonreír, no se notó, pero Bondad sonreía mientras sus ojos penetraban en el paisaje. Que verde está la hierba del campo, pensó. Recuerdo que me gustaba pisar la hierba mojada… ¿Lo recuerdo? No estoy segura, da igual, ya lo recordaré más tarde, se dijo.

El día que el “Señor Dios” decidió venir por ella, como ella misma lo decía, parece que el Alzheimer desapareció, sintió malestar físico y se despidió de quienes la acompañaban, sus sobrinos y una hermana, de una naturaleza tan propia, que tuvo tiempo de despedirse y agradecerle a la vida y quienes la acompañaban, el estar ahí siempre con ella, decía Tenorio.

“Gracias por estar conmigo”, fueron sus últimas palabras, y allí le dio el máximo valor a su nombre. La bondad de una mujer que siempre se comporto como una Virgen en su máxima expresión. 

En época de postpandemia y vacunación, debemos mantener un buen comportamiento, tapabocas y cuidados para no contagiarnos, “la vida es Hoy”. ¡EL COVID ESTA POR AHÍ TODAVÌA!

Quienes quieran leer los documentos escritos con anterioridad, remítanse al enlace https://www.elpereirano.com/search/label/%C3%93scar%20Vel%C3%A1squez%20Narv%C3%A1ez?m=1

ÓSCAR VELÁSQUEZ NARVÁEZ

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