BENDITO SEA EL AGRO COLOMBIANO

BENDITO SEA EL AGRO COLOMBIANO

Por: Elsa Gladys Cifuentes Aranzazu

La magia del Campo Colombiano, la diversidad de productos que encontramos en nuestras tierras, la sensación de abastecimiento que se siente cuando vemos los frutos de nuestra tierra, nos garantizan la supervivencia, la seguridad alimentaria y la estabilidad de nuestra comunidad.  Si hay comida todo empieza a funcionar.

Al inicio de la pandemia del 2020 y su prolongación hacia el 2021 y 2022, cuando hemos tenido que vivir el confinamiento y las consecuencias de los bloqueos; lo que nos alentaba a sostener la fe que todo pasaría y que superaríamos esa crisis, fue justamente ver en los mercados de abasto, en las galerías, supermercados y tiendas, los granos y el revuelto, las legumbres, no faltó la comidita, ¡Se lució el agro colombiano, Se Lucio!

Tenemos presente que todo subió de precio, que los insumos del agro cada vez son más caros; pero algo habrá que hacer, se hace necesario que como en otros países más avanzados se subsidie el campo y se proteja contra toda amenaza.  Vale la pena que nuestros dirigentes le apuesten en serio a fortalecer el campo colombiano, que no esperemos los paros, los cierres, las mingas; que el agro colombiano e en el centro del pensamiento y de la inversión; y cuando se habla del agro, hablamos también de sus vías rurales para que las cosechas se puedan sacar a las ciudades y   las posibles exportaciones.

Vías dignas y fortalecimiento de los puestos de salud y los servicios básicos para que el campesino 

No tenga que salir a la ciudad desesperado por el olvido.

El café ocupando casi siempre el tercer o cuarto renglón exportador y con ello el sostén de muchas economías locales, amerita continuar con todo el respaldo de las instituciones y de la misma sociedad para aumentar el consumo interno y seguir avanzando en las condiciones que consolide la competitividad del sector cafetero de Colombia que tanto honor y fortaleza le ha dado al País.

La papa, la yuca, el maíz, el frijol, esos productos que tenemos al alcance y que en todas las formas sostenibles los tenemos, nos garantizan que al menos el consumo de esas familias esté garantizado y cuando se hacen los cultivos de manera técnica garantizan su comercialización.  Bendito sea el campo colombiano.

En al menos 283 Municipios de Colombia, tenemos buena producción de papa y lo mejor es que cada vez la tenemos más incorporada a la canasta familiar y también se puede ser competitivo con el consumo del mundo.  La pesca y la avicultura, representa ya la posibilidad de generar 500.000 empleos quienes en sus redes y técnicas desde artesanales hasta industriales contribuyen a fortalecer la seguridad alimentaria y los renglones exportadores.

Las verduras que refrescan nuestra vista, adornan nuestras canastos y alivian nuestras dietas son cada vez  mas bien cultivadas y aumenta su consumo.  La palma de aceite y cada producto consumible que encontramos en nuestro campo colombiano; el cacao, los cítricos, las frutas, el aguacate nos enamoran del campo y nos hacen suspirar queriendo tener tierrita para cultivar.  Todos llevamos en el alma algo de campesinos y sentir que al sembrar pronto habrá producción nos llena de emoción y de gratitud con la creación que es Vida.

Todo lo anterior, sumado al cultivo de plantas medicinales de lo que me estoy ocupando me da alegría y optimismo y en uno próxima columna les compartiré el tema de mi “farmacia viva” por lo pronto aliento a los agricultores a no bajar la guardia y llamo la atención de los sistemas a dimensionar la grandeza de tener un agro estable y atendido.

Elsa Gladys Cifuentes Aranzazu

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