Pereira sin Invasiones

Pereira sin Invasiones

JAIRO ARANGO GAVIRIA

En Pereira han sido tan frecuentes las invasiones, que parecen haberse consolidado, desde mediados del siglo pasado cuando la violencia liberal-conservadora desplazó a miles de familias desde municipios vecinos del Valle del Cauca, Tolima, Quindío, Caldas, Cundinamarca, y Chocó principalmente. Estas familias desplazadas se asentaron, en su gran mayoría, a lo largo de la  ribera del río Otún y en casi todo el territorio de la comuna de Cuba. Muchos historiadores y estudios regionales dan cuenta de este poblamiento.

Si la ciudad quisiera emprender un programa de recuperación del malecón del río Otún, el municipio no cuenta con los recursos necesarios para acometer esta cruzada; necesariamente tendría que contar con recursos del presupuesto nacional y con el apoyo de algunos organismos internacionales, lo que significaría un proyecto de largo aliento, donde a lo sumo en las próximas administraciones lo único que se lograría serían completar los estudios técnicos y socioeconómicos necesarios para el alistamiento de este quijotesco proyecto. Siendo sinceros la ciudad no tiene ni el presupuesto para reubicar a los habitantes de la ribera del río Otún ni a mediano plazo cuenta con un proyecto que de cuenta de esta reubicación.

Si analizamos las causas de las invasiones en Pereira encontramos dos que siempre han sido transversales en diferentes épocas: El alto precio del suelo y el empobrecimiento de la población. Estas dos locomotoras de las invasiones son las propulsoras de la ocupación de espacios en terrenos del Estado, privados y en zonas de alto riesgo, tales como sigue ocurriendo en lugares como Caracol La Curva, Villasantana, Caimalito, Ciudadela Cuba, Puerto Caldas, principalmente.

Sin embargo durante seis años continuos comprendidos entre 1982 y 1986 en Pereira no hubo ninguna invasión. ¿Qué sucedió en esta época para que no surgieran invasiones? ¿Cuál es la fórmula? El censo del déficit habitacional en 1981 en Pereira arrojaba un faltante de 5.000 viviendas para los estratos 0,1 y 2. La ciudad contaba con dos entidades dedicadas a atender la construcción de vivienda para los sectores populares: El Instituto de Crédito Territorial y el Fondo de Vivienda Popular de Pereira. Estas dos entidades unieron recursos y esfuerzos para acometer el programa de vivienda por autoconstrucción más ambicioso de la época.

Con este programa se ocuparon todos los recursos posibles, técnicos, físicos, económicos y sobre todo de liderazgo de los dirigentes que sabían cómo desarrollar programas de vivienda popular,  que hasta ese momento no contaban ni con los  terrenos ni con la voluntad del Estado. Una vez reunidas todas estas capacidades, la ciudad poco a poco vio como el proyecto de los 2.500 lotes con servicios iba pasando de idea a realidad palpable.

Este fue el motivo para que en Pereira durante seis (6) años continuos no hubiera invasiones. Hoy vale la pena adelantar programas de vivienda uniendo esfuerzos entre todos.

JAIRO ARANGO GAVIRIA
Noviembre 2021

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