RISARALDA CULTURAL, VERDE Y EMPRENDEDORA

RISARALDA CULTURAL, VERDE Y EMPRENDEDORA

Sigifredo Salazar Osorio
(@sigisalazaro) 

Nuestro departamento cuenta con una gran capacidad competitiva desde el ámbito cultural, entendida como la habilidad o la destreza que puede tener esta región, para organizarse y lograr ventajas frente a otras regiones, no solamente, desde el punto de vista social, sino también económico, a partir de la gestión, organización y articulación, de sus participantes más predominantes como son la comunidad, las entidades públicas y privadas y especialmente, sus líderes culturales.

Para lograr dicho propósito, si conocemos la oferta cultural de cada municipio, tenemos la oportunidad de identificar las fortalezas y debilidades en las que debemos trabajar en cada municipio, para lograr alcanzar metas más claras y que nos permita conformar una red de casos exitosos. 

Y más aún cuando, en Colombia conservamos una gran riqueza cultural, que agrupa, gracias a cada uno de sus departamentos, esa diversidad étnica, que produce una gran variedad de costumbres. Donde, nuestro territorio, con sus 14 municipios, no es exenta de esos recursos propios culturales. En esta podemos incluir, la música, la danza, el teatro, las artes plásticas, las artesanías, la gastronomía y las festividades, que son inclusivas y determinantes al momento de querer mostrarle al mundo, nuestro amplio contenido social y cultural que puede llegar a tener la característica, de un sello comercial con una amplia oferta de la diversidad que tenemos en nuestra amada Risaralda. 

Sin embargo, no podemos cerrar los ojos ante la realidad que existen amplias problemáticas que rodean al sector cultural, que hacen que se deban plantear estrategias urgentes y más agresivas, para la implementación de medidas que la conlleven a fomentar su sostenimiento y la integración de su producción en el Producto Interno Bruto. 

He sido un convencido de que la cultura es sin lugar a duda, la base para la construcción del conocimiento. En el mundo actual, de acuerdo con Domínguez & Granados, la apertura de los mercados en los ámbitos económicos, de comunicaciones y culturales, la rebelión digital y la reorganización productiva han modificado las industrias culturales y creativas. Este segmento del mercado, poco a poco se ha estructurado hacia una categoría de desarrollo productivo, de competitividad y generación de empleo. Es tal su importancia, que cuando se abren espacios de participación, claramente definidos, se facilita la inclusión e integración social, el impulso de la diversidad cultural, la circulación de información y conocimientos y fortalecimiento de valores. 

Pero en contraste con lo anterior, y no es un secreto para nadie, es que una de las problemáticas que más aquejan al sector cultural, es la poca eficiencia en la gestión, organización y articulación en este ámbito que lo conviertan en un campo más competitivo. Y sumado también, los cambios de administración y la insuficiencia en el seguimiento continuo de los programas obstaculizan aún más la gestión de proyectos culturales. De modo que la escasa planificación y la baja disposición de recursos, ponen en riesgo la ejecución de planes y proyectos, dando como productos una baja gestión cultural, insuficientes investigaciones al respecto, y la poca creación de espacios de diálogo y discusión que den sentido real al sector. Por tanto, aunque existan inversiones por parte de diversas entidades, jamás terminan reflejando las acciones que se toman para su mejora. 

Por lo expuesto, el sector dirigente, tanto el público, como el privado y, por supuesto, la academia, debe ser un aliado del creador, el gestor y las organizaciones culturales, garantizando el acceso de los risaraldenses a las manifestaciones, bienes y servicios culturales en igualdad de oportunidades, concediendo especial tratamiento a personas limitadas física, sensorial y psíquicamente, de la tercera edad, la infancia y la juventud y los sectores sociales más necesitados. 

Ahora bien, más allá de la órbita social, que es la más importante, nuestro departamento tiene una gran riqueza cultural por potencializar y explotar, pero lastimosamente este potencial carece de factores determinantes para su aprovechamiento y competitividad; evidenciándose en una debilidad en la promoción y difusión de la diversidad cultural del departamento como insumo de desarrollo económico, cultural y turístico. Lo que sumado a los escasos recursos técnicos y financieros para llevar a cabo actividades de difusión de sus artistas, y apropiación social de la identidad cultural de los municipios del departamento de Risaralda; también incluye, la débil circulación y promoción de las áreas artísticas y la falta de fortalecimiento de los procesos formativos para artistas, formadores, y gestores culturales como portadores y promotores sobre asuntos de patrimonio cultural material e inmaterial del departamento.

Pero el factor más determinante, según la MGA, del Proyecto de $2.068.000.000 presentado durante mi administración Verde y Emprendedora, al Sistema General de Regalías del Departamento Nacional de Planeación, denominado “fortalecimiento de las capacidades formativas, artísticas y de gestión para el desarrollo de las áreas de música, danza y teatro como portadores y promotores de la diversidad cultural inmaterial del departamento de Risaralda” el cual fue aprobado mediante acuerdo No. 47 del 01 de noviembre de 2018 el OCAD Regional Eje Cafetero, y que por cierto es el único en la historia de nuestro departamento, es la deficiente capacidad de gestión, organización y articulación del sector cultural, lo que limita su desarrollo, competitividad y sostenibilidad. 

La apuesta es entonces a seguir generando capacidad instalada en el sector cultural, en busca del beneficio social y competitivo para Risaralda. 

Sigifredo Salazar Osorio

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